No cabe duda que ante una situación de maltrato en el ámbito familiar debe seguir ese curso, el de la denuncia pública, ante los organismos pertinentes, pero también la denuncia privada, hacer pública la inaceptable actitud del maltratador.
Cuando resulta difícil la separación, no ya por la política judicial que ha facilitado lo que se denomina el "divorcio Express", sino por la interrelación de dependencia entre la pareja. Miedo, pánico, inseguridad, son algunas de las causas por las cuales las mujeres, o cualquier otro miembro del entorno familiar, no optan por demandar al agresor.
Ante esa pasividad forzada de la víctima a la que no le queda más remedio que aguantar su situación de maltrato, la autoestima, el mundo interior de la mujer se desgarraja, se desvanece, lo único que siente es el sufrimiento continuo, día a día, hora tras hora.
El mejor remedio, como dijimos, es acudir a quien nos pueda ayudar, asesorar, guiar y finalmente interponer una demanda que incluya medidas cautelares. La legislación actual protege a las víctimas y en especial a los hijos en común.
Pero cuando la vía judicial está bloqueada por la situación que se vive en casa, la víctima tiene que reconstruir su mundo interior, tiene que fortalecer su autoestima y vivir pensando que la vida tiene sentido. Lo peor es el hundimiento total, no ya de la víctima, sino de la persona que se siente totalmente anulada.
Por ello, debe ganar confianza en sí misma, desarrollar esa fortaleza interior hasta que llegue el momento de acudir a la comisaría de policía más cercana, a un centro de ayuda o a un abogado que le asesore para finalmente solicitar medidas cautelares (alejamiento del agresor) e interponer una demanda.